Convocada por organizaciones juveniles, estudiantiles, sociales y políticas, sirios de diversas edades, diferentes creencias religiosas y disímiles criterios salieron este jueves a plazas y calles de las principales ciudades y otros poblados para manifestar su respaldo a la unidad nacional y las reformas que cumple el gobierno del presidente Bashar al-Assad.
Según estimados de las autoridades millones de sirios se adhirieron a la Marcha por la Paz.
La espaciosa plaza Omeya, con el Monte Kassioun de testigo en el trasfondo, fue escenario de una multitudinaria concentración de damascenos que con gran entusiasmo manifestaron su apoyo al presidente al-Assad y condenaron la intromisión extranjera y la campaña anti-siria.
Ahlam, una joven profesora que manifestó sentirse orgullosa de ser siria, dijo a Prensa Latina que "ya el país ha sufrido demasiado; por un lado, las sanciones económicas y las campañas política y de los medios y, por el otro, la violencia terrorista de los grupos armados han hecho que nos veamos afectados todos".
Con una gorra y un chal con los colores de la bandera siria, mientras caminaba hacia la plaza Omeya, escenario de la concentración, la educadora agregó que si bien existieron problemas con el gobierno, este comenzó a rectificarlos y respondió a las aspiraciones de la gente al lanzar el proyecto de reformas.
Ahlam censuró fuertemente a quienes desde el exterior quieren de forma oportunista aprovecharse de la crisis, y dice no reconocer al llamado Consejo de Estambul... "Esos ni saben ellos mismos quiénes son", dijo y repudió a Catar y a Arabia Saudita "porque siendo árabes nos han atacado, dado dinero y armas para desatar la violencia y han fomentado la sectarismo religioso".
"A ver, por qué no transmiten esta manifestación por al-Jazeera o al-Arabiya", se quejó.
"En Siria vivíamos en paz, en armonía; nadie se preguntaba si eres sunita, o shiita o cristiano o alauita... por eso apoyo este llamado a la Marcha por la Paz y la unidad nacional", afirmó la joven profesora antes de perderse en la multitud.
Jalal, un joven obrero, condenó los actos de violencia y terrorismo, y los sabotajes por los grupos "que han afectado mucho a la economía y al país", y dijo que tuvo un compañero de trabajo que pereció en uno de los atentados con coches bomba en Damasco del 28 de diciembre.
"Por eso siento tanta alegría porque expulsaron a esas bandas armadas de Homs y ahora de Idleb; esos no son sirios verdaderos, y hay muchos extranjeros metido en eso", dijo y se preguntó: "¿Por qué tienen que venir a atacar a nuestro país? ¿Acaso les hemos hecho algo?"
Banderas sirias y rusas y chinas, en muestra de agradecimiento por el respaldo de Moscú y Beijing en los foros internacionales, llenaron de colores a la plaza Omeya, donde los congregados cantaban canciones patrióticas y coreaban consignas de apoyo al presidente Bashar al-Assad.
También hubo marchas y concentraciones en las plazas Saba Bahrat en Deir Ezzor; Saadallah al-Jaberi, en Aleppo; al-Mohafazeh, en Lattakia; en el Malecón de Tartous; en la plaza del Presidente, en Hasaka; al-Baladieh, en Misyaf; en la Avenida Salhab de Daraa, y en los vecindarios de al-Zahra, al-Nuzha, al-Hadara y al-Sheirat en Homs.
Tomado: Prensa latina