Transcurridos más de dos meses del histórico pacto con las FARC-EP el inicio de conversaciones oficiales con el también insurgente Ejército de Liberación Nacional (ELN) amplía los horizontes de la paz en Colombia tras décadas de guerra interna.
Retrasado por desacuerdos e impasses, ese segundo proceso pacificador fue formalmente inaugurado en Quito, Ecuador, para discutir una agenda de seis puntos cuyo primer acápite estará dedicado a propiciar una amplia participación popular en dicha negociación.
Políticos como el senador Roy Barreras, integrante de la delegación gubernamental en tales pláticas, son partidarios de aprovechar algunos de los consensos conseguidos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) en aras de la agilidad; no obstante, el Ejecutivo es consciente de que se trata de un grupo con motivaciones y aspiraciones propias.
El ELN no es un apéndice de las FARC-EP, comentó el máximo representante del Gobierno en las proyectadas citas, Juan Camilo Restrepo.
Luego de la liberación del excongresista Odín Sánchez, quien permaneció en poder del ELN, del indulto concedido a dos guerrilleros y el nombramiento de igual número de gestores de paz —últimas medidas a solicitud del movimiento rebelde— están creadas las condiciones para la instalación del esperado espacio de concertación.
El presidente Juan Manuel Santos había exigido como condición indispensable para empezar las pláticas la entrega de Sánchez a una comisión humanitaria.
Politólogos afirman que pese a su trascendencia, lo que ocurrirá este martes es apenas el comienzo de un complejo periodo de debates en torno a cuestiones como el fin del conflicto y las transformaciones requeridas a fin de construir la paz.
Necesariamente habrá coincidencias con algunos de los temas ya analizados y pactados con las FARC-EP, entre ellos justicia transicional (para juzgar a responsables de la contienda), desarme, reparación de los daños causados a las víctimas, declaró a Prensa Latina el académico y periodista Víctor de Currea-Lugo.
El pasado 24 de noviembre Santos y el líder de las FARC-EP, Timoleón Jiménez, firmaron el acuerdo definitivo encaminado a terminar la larga confrontación entre ambas partes.
Son —agregó— dos organizaciones con características particulares pero que persiguen solucionar los problemas de una misma nación; la diferencia será que el ELN apuesta a una presencia ciudadana superior.
Colombia espera en serio las negociaciones con el ELN. Una encuesta realizada a finales del 2016 reveló que aproximadamente el 74 % de la población está a favor de esas reuniones, por lo que tienen como ventaja la legitimidad, subrayó De Currea-Lugo.
Al referirse a la duración de las citas advirtió que resultaría poco inteligente fijar plazos o usar un cronómetro.
Paralelo a la mesa central sesionará otra para tratar cuestiones de tipo humanitario como las retenciones de ciudadanos por el ELN, el impacto de las minas antipersonales y la persecución por razones políticas.
Cada quien expondrá allí sus dolores y preocupaciones, explicó el comandante guerrillero Pablo Beltrán.
Las pláticas con el Ejército de Liberación Nacional ocurrirán al menos inicialmente en medio del conflicto pues aunque su máximo jefe, Nicolás Rodríguez, ha sugerido ampliar el silencio de los fusiles a un cese el fuego trilateral, la actual administración rechaza de momento esa alternativa.
Desde finales de agosto el Gobierno y las FARC-EP, ahora en fase de desmovilización, suspendieron los enfrentamientos.
Los miembros de esa guerrilla, la mayor del país, ocupan ya los puntos y zonas de transición en los cuales deberán abandonar las armas y prepararse con vistas a su reintegración a la vida civil.
PARTICIPACIÓN Y DEMOCRACIA CENTRAN DEBATE
Participación social y democracia para la paz centran hoy las conversaciones entre el gobierno de Colombia y el ELN. El intercambio, a puerta cerrada, inicia el primer ciclo de la mesa pública de negociaciones, tras la instalación de esa fase en la hacienda Cashapamba, instalación perteneciente a la Pontificia Universidad Católica de Ecuador, ubicada a 30 kilómetros de Quito.
Durante unos 40 días, las partes analizarán los dos primeros puntos establecidos en su agenda, que comprende, además, temas como las transformaciones necesarias para la paz, el reconocimiento a las víctimas y sus derechos, mecanismos para poner fin al conflicto armado y finalmente la fase de implementación de los acuerdos pactados.
Entre los puntos de coincidencia resaltados por los dos equipos al abrir el proceso público, destacó el interés en sostener conversaciones directas e ininterrumpidas entre el gobierno y el ELN para no dilatar el pacto que defina el camino hacia la verdadera paz, añorada por el pueblo colombiano, América Latina y la comunidad internacional.
Los encuentros tienen como garantes a representantes de Ecuador (anfitrión del intercambio), Brasil, Chile, Cuba, Venezuela y Noruega.
*(Corresponsal de Prensa Latina en Colombia)
Tomado: Granma