La lámpara de querosene alumbra a varios jóvenes que en plena selva colombiana deciden alzarse en armas para derrotar a la oligarquía colombiana e instaurar un gobierno revolucionario.
Lo que parece una utopía es la materialización de un sueño inspirado en el proceso que triunfa en Cuba en enero de 1959. Así, fundan la Brigada Pro-Liberación Nacional José Antonio Galán, que meses después cambia su nombre a Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Esa guerrilla, creada el 4 de julio de 1964 por sindicalistas y estudiantes, se activa meses después de la aparición de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (27 de mayo de 1964). Al naciente ELN se suma en 1965 el cura colombiano Camilo Torres Restrepo (1929-1966), seguido de tres sacerdotes españoles, entre ellos Manuel Pérez (1943-1998), quien llegó a comandar la guerrilla. Todos son exponentes de la Teología de la Liberación, corriente de la Iglesia católica latinoamericana que promueve el acercamiento a los pobres.
A pesar de sus diferencias en los métodos, el objetivo de ambas guerrillas es alcanzar la justicia social a través de la lucha armada. No obstante, tras cinco décadas de un conflicto que desangra a Colombia, el diálogo se hace presente como otro camino para lograr los propósitos.
Luego de varios intentos fracasados, la tan anhelada paz se concreta primero con las FARC-EP y en estos momentos con el ELN, la segunda guerrilla en la nación sudamericana. Varios analistas ven este nuevo capítulo como una oportunidad para que Colombia alcance la paz y la justicia tantas veces postergadas.
Tomado: Granma
