En su libro Ciberguerra, Richard Clark y Robert Snake definen el término como «acciones efectuadas por una organización, nación o Estado, con el propósito de penetrar los sistemas informáticos y redes de computadoras de otra Nación-Estado, con el fin de causar daños o interrupción de los mismos».
Por otra parte, la Enciclopedia cubana Ecured define la Ciberguerra como el desplazamiento de un conflicto, en principio de carácter bélico, que toma el ciberespacio y las tecnologías de la información como escenario principal, en lugar de los campos de batalla convencionales.
Desde los años 90 el ciberespacio se convirtió en contexto de una guerra silenciosa por lograr la hegemonía mundial en este terreno, y dominar el planeta, guerras que tuvieron su prólogo en Kosovo, Taiwán, Chechenia, Georgia y el Oriente Medio.
El punto de inflexión fueron los ataques contra Irán, cuando se logró detener el enriquecimiento de uranio a su planta nuclear de Natanz, a través del «malware» conocido como Stuxnet.
Pero fue en 2017 cuando la ciberguerra demostró la capacidad de destrucción de que era capaz; ataques realizados ese año paralizaron el aeropuerto de Kiev y provocaron paros en las líneas del transporte público, así como afectaciones en medios de comunicación rusos.
Los ciberataques se realizan actualmente para cambiar resultados en las elecciones, contra los mercados de valores, los teléfonos de personalidades, para realizar chantajes masivos a través de las redes sociales, para provocar derrames intencionales en instalaciones petroleras, realizar ataques contra centrales eléctricas o hidroeléctricas y centrales productoras de gas, así como los sistemas de distribución y almacenaje de agua, etc.
Desde el 7 de marzo de 2019, Venezuela enfrentó uno de los peores ataques contra el sistema eléctrico, el sabotaje cibernético afectó al 80 % de la población nacional (18 de los 23 estados del país). Un ataque planificado que puede ser calificado como crimen de lesa humanidad, cuyo objetivo era profundizar el malestar social y económico.
La organización de hackers mundial más grande de internet en el mundo, Anonymous, habló en 2012 de que ya se estaba librando en el ciberespacio la Primera Guerra Informática Mundial (Word Web War).
Cuba defiende una internet democrática y participativa bajo los principios del Derecho Internacional y el multilateralismo, defiende el uso pacífico del ciberespacio y rechaza los fines militares, subversivos o delictivos que se advierten en la red de redes, amparados por gobiernos y transnacionales de la información.
El 16 de diciembre de 2017 el presidente de EE. UU., Donald Trump, orientó al Secretario de Estado Rex Tillerson a coordinar un grupo de trabajo «para examinar los retos tecnológicos y oportunidades para expandir el acceso a Internet en la isla». El Departamento de Estado y la Agencia para el Desarrollo Internacional gastaron, refiere el sitio Cuba Money Projet, 22 093 043 en proyectos para la subversión en Cuba desde que Donald Trump asumió el cargo en enero de 2017.
Tomado: Granma