
Una de las formas de hacer política, es el clientelismo, los candidatos no
se preocupan por presentar sus propuestas y programas políticos, sino por el
ofrecimiento de algún bien, que en la mayoría de casos se trata solo de un
tamal, los electores saben, que esto es lo único que van a recibir del
candidato.
Pese, a que se conoce estas prácticas clientelistas y corruptas, no existe
una sanción a los partidos políticos, ni gobernantes, muchos de los cuales,
antes de ser candidatos tienen investigaciones judiciales en curso, lo que
debería ser un impedimento para postularse a cualquier cargo público, esta
corrupción ha permitido que muchos políticos se roben toda la plata de los
departamentos y huyan, sin que exista una condena ejemplar ni al delincuente ni
al partido, el cual debería perder la personería jurídica, por apoyar
delincuentes.
En las próximas elecciones se siguen disputando el manejo de los recursos
locales, los mismos partidos políticos, en alianzas unos con otros, todos con
el mismo fin de apropiarse de las administraciones, lo que les da ventajas de
hacer alianzas y negocios propios. Entendiendo, que un político o un
empresario, van a invertir cierta cantidad de dinero, no para perderla, sino
para multiplicar sus ganancias, la política es un negocio rentable, donde cada
partido y político invierten para aumentar sus ganancias.
La forma descara como los políticos abandonaron el proselitismo y el
discurso político por entregar una prebenda que años atrás, iba desde un bulto
de cemento, una batería sanitaria o unas tejas, se ha cambiado por el ofrecimiento solo de un tamal,
muchos candidatos invitan a sus seguidores a comer un simple tamal, sin el
menor respeto, por el cargo al cual aspira o por la presentación de un proyecto
político, sino por la entrega de un tamal y una gorra, amenizada por una
grabadora con música y otros por cualquier banda de pueblo.
Las campañas electorales han perdido el sentido político, que algunos
candidatos a gobernaciones o alcaldías, ya saben a quien le corresponde el
turno en la torta burocrática, por lo que ya no les importa, presentar un
programa de gobierno o hacer propuestas para gestionar una administración que
vaya enfocada al conjunto de la población.
Las elecciones de mitaca, empiezan a definir lo que van a ser las
elecciones de presidencia y congreso, por ello, los partidos invierten grandes
sumas en consolidar alianzas, que les pueden traer ganancias a nivel
departamental y municipal, por ello, se explica, que departamentos pobres, con
pocos ingresos, existan caciques que mantienen el poder y con ello los recursos
administrativos, departamentos como el Chocó, pasan los años, sigue sumergido
en la pobreza, falta de desarrollo e iniquidad, la Guajira, por solo nombrar
algunos.
Vale decir que estos departamentos no cuentan con infraestructura ni
desarrollo, los dineros que le entran desaparecen como por arte de magia,
mientras sus pobladores no cuentan con hospitales, escuelas ni servicios públicos.
Otro de los elementos que hacen carrera en estas elecciones, son los trasteos
de votos, donde políticos delincuentes, transportan personas de un lugar a
otros con el fin de votar por ellos, así, como muchos muertos aparecen votando,
estas prácticas que son conocidas ampliamente por las autoridades competentes
se siguen presentando.
A los votantes habría que decirles que cuando vayan a votar no voten con el
hambre del domingo, sino con el deseo de transformar el hambre por cambios
reales en el ejercicio político. No es cierto, que la política es un acto
desinteresado, que busca el bien público, por el contrario, la política se ha
convertido en un negocio, donde el único que pierde es el elector, cuando elige
mal a sus gobernantes y estos se roban la plata que contribuye al desarrollo y el
progreso.
No dejemos que sea el tamal el mejor candidato.