El líder de las insurgentes FARC-EP, Timoleón Jiménez, ratificó este lunes el compromiso del movimiento con la paz tras rubricar el acuerdo encaminado a terminar el largo conflicto bélico con el Gobierno colombiano.
“Nuestra única arma será la palabra”, insistió el comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) en la ceremonia protocolaria organizada en esta caribeña urbe para oficializar ante 15 presidentes, cancilleres y directivos de organismos multilaterales el pacto pacificador divulgado el pasado 24 de agosto en Cuba.
En fecha previa los integrantes de la agrupación rebelde aplaudieron de manera unánime el conjunto de consensos logrados en La Habana, sede del diálogo entre ambas partes durante casi cuatro años.
“Nosotros vamos a cumplir, esperamos que el Gobierno lo haga también”, subrayó Jiménez luego de insistir en la necesidad de redoblar la lucha contra las organizaciones paramilitares, consideradas uno de los mayores peligros para el horizonte de paz.
El llamado Acuerdo Final contempla proyecciones en torno a temas cruciales como la transformación del campo mediante una reforma rural integral, el combate contra el tráfico ilícito de drogas, reparación de los daños causados a las víctimas, cese el fuego bilateral, refrendación e implementación.
“Aquí nadie ha renunciado a sus ideas, seguiremos confrontándolas abiertamente con otras opiniones, pero sin violencia como parte de un esfuerzo para promover la convivencia pacífica, el respeto y la tolerancia”, enfatizó.
Durante su disertación el máximo dirigente de las FARC-EP resumió parte de los tratados alcanzados en la isla y expresó que los mismos representan una bocanada de aire fresco para los más pobres.
“Colombia necesita transformaciones profundas y un renacimiento ético”, afirmó al tiempo que abogó por una patria inclusiva en lo económico, político y social.
Ante gobernantes del continente y otras personalidades sellamos nuestro compromiso de paz y reconciliación, agregó Jiménez poco antes de pedir perdón a los perjudicados por la guerra.
En su opinión lo firmado aquí constituye un documento de descomunal trascendencia para la patria.
Única en el continente la contienda ha dejado un saldo de unos 300 mil muertos, casi siete millones de desplazados y al menos 45 mil desaparecidos.
Tomado: Prensa Latina