Señor Presidente:
A pocas horas de la firma del Acuerdo Final entre el Gobierno que usted preside y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC-EP, el dolor y la indignación nos han obligado dirigirle esta carta pública, para que usted, también públicamente, haga claridad y siente su posición y compromiso, no con las FARC, sino con el pueblo colombiano en general, con relación al “Plan Pistola” que se viene ejecutando contra dirigentes populares en todo el país.
Es muy dramática y preocupante la situación: más 200 muertos en lo que va corrido del año, con un total manto de impunidad. Un nuevo genocidio está en marcha contra líderes sociales y campesinos.
Esta misma semana, ocurrió lo siguiente:
—Atentado contra Argemiro Lara de Fensuagro en Sincelejo.
—Asesinato de Erley Monroy dirigente Ascal-G en San Vicente Del Caguán, Caquetá.
—Atentado contra Danilo Bolaños, líder de Astracan en Nariño, cuando se disponía a participar en un Cabildo por la Paz.
—Asesinato de Didier Losada Barreto, dirigente campesino en San Juan del Losada, área de San Vicente del Caguán.
—Atentado contra Víctor Hugo Cuéllar en San Vicente del Caguán, Caquetá.
—Acaban de asesinar a Rodrigo Cabrera, hermano del líder de víctimas de Policarpa, Nariño.
Es tan grave la situación que en las últimas 48 horas se han presentado tres muertes y dos atentados.
Señor Presidente, es de conocimiento público que quienes están detrás de estos asesinatos selectivos y de carácter político son los mismos que han cosechado dinero, poder y privilegios gracias a la guerra fratricida que por más de 52 años ha desangrado al país; son los mismos para quienes no hay ni habrá acuerdo de paz alguno que les satisfaga, por bueno que este sea, porque lo que quieren es que la guerra continúe para seguir acrecentando más privilegios y poder.
Colombia entera recuerda que usted, en un acto de valor moral, reconoció la culpabilidad del Estado en el exterminio de más de cinco mil líderes de la Unión Patriótica. Este es un importante paso en el proceso de reparación, pero nadie se explica por qué, si hay determinación de acabar con la guerra sucia, no se toman las decisiones que efectivamente desarticulen el paramilitarismo.
No es admisible que tomando nombres como “Los Úsuga” o las “Águilas Negras”, se mantenga una cortina de humo para ocultar la responsabilidad de determinadores agazapados en el bloque de poder dominante.
Por un momento, señor Presidente, haga un ejercicio mental y póngase en el lugar de las organizaciones sociales victimizadas, o en el nuestro, y pregúntese ¿qué actitud asumiría usted frente a este río de sangre que amenaza con arrasar el proceso de paz que adelantamos? ¿Y qué haría Usted, ante la reciente violación del cese al fuego que produjo la muerte de dos guerrilleros en el sur de Bolívar?
Si está comprometido con la paz de Colombia actúe en consecuencia poniendo punto final a este exterminio de inocentes cuyo pecado parece ser su pensamiento crítico y visión de nuevo país, implementando ya el acuerdo sobre garantías de seguridad.
Secretariado del Estado Mayor Central FARC-EP
Tomado: Agencia Prensa Rural