Más de 400 millones de personas han sufrido en el último año los efectos del El Niño, un fenómeno cuyas consecuencias se están agravando y que está directamente relacionado con el cambio climático sobre el que se negocia estos días en la Cumbre del Clima COP 22 en Marrakech (Marruecos).
Así lo revela un informe elaborado por la organización Action Aid, con la que colabora Alianza por la Solidaridad, en el que también se pone de manifiesto la estrecha relación entre el aumento de los niveles de CO2 en la atmósfera y las sequías de los últimos meses que han aumentado la inseguridad alimentaria en Centroamérica, Sudamérica, Sudeste asiático y en gran parte de África.
Los expertos de Alianza sobre el terreno han constatado cómo desde 2014, la absoluta falta de lluvias dejó sin cosecha a los haitianos mucho antes de la llegada del huracán Matthew en septiembre, un fenómeno cuya intensidad también tiene una relación directa con el aumento de la temperatura de las aguas oceánicas. Matthew arrasó una tierra que encontró reseca y prácticamente deforestada, causando una grave crisis humanitaria que aún afecta a más de un millón de personas.
En Colombia, por su parte El Niño provocó una fuerte sequía que impidió el desarrollo de las cosechas de café, cacao y otros cultivos de los que también viven millones de personas en el país.
Asimismo, en el Sahel africano, este mismo año, en el que se han batido récords de temperaturas, se ha retrasado la temporada de lluvias. En Senegal, donde Alianza tiene en marcha proyectos de desarrollo sostenible, el inicio de las lluvias se retrasó casi dos meses, hasta finales de junio, y ha terminado antes de finales de octubre, afectando a cultivos de arroz, maíz y mijo en un país donde de la agricultura y la ganadería depende la subsistencia del 90% de la población. Además, cuando ha llovido lo ha hecho en exceso, inundando muchos campos.
El informe de Action Aid "Un planeta más caliente, crisis humanitarias" vincula directamente todos estos desastres con el cambio climático generado, fundamentalmente, por las emisiones de gases con efecto invernadero en los países desarrollados. Alianza recuerda que en la Cumbre del Clima de Paris de hace un año, la COP 21, los gobiernos se comprometieron a aportar 100.000 millones de dólares anuales (91.000 millones de euros) para el Fondo Verde destinado a los países de desarrollo que permitiera prepararse y paliar los efectos del calentamiento global, un desembolso que se prevé alcanzar para 2020. De ellos, apenas se han desembolsado 9.100 millones de euros y sin embargo, la crisis humanitaria y climática ya está aquí en muchos países.
Para Alianza es muy grave que el mundo haya permanecido en silencio durante este año sobre la crisis climática y que, fruto de ello, los organismos humanitarios se enfrenten a un preocupante agujero de financiación de 2.830 millones de euros (3.100 millones de dólares) para poder satisfacer las necesidades de las poblaciones más afectadas. El caso de Haití, donde se han conjugado las sequías con un huracán de gran intensidad es un ejemplo de cómo una financiación insuficiente impide a un país prepararse y superar las consecuencias de eventos climáticos que se están convirtiendo en ‘la normalidad’ para cientos de millones de personas en el planeta. En estos momentos, una severa crisis alimentaria amenaza a los haitianos, tras resultar destruidos sus medios de vida.
“En Marrakech, tenemos la oportunidad de dejar clara una hoja de ruta para ese desembolso que ya es imprescindible para que las comunidades más afectadas resistan los efectos de los desastres climáticos. Tras un año de récord de temperaturas, de deshielo en el Ártico y de los niveles de dióxido de carbono muy elevados, gobiernos y empresas siguen sin reaccionar mientras, muchos países han declarado emergencias nacionales en 2016”, afirma Hélène Scotto, de Alianza por la Solidaridad.
De los 400 millones de personas afectadas en 2015 y 2016 por las sequías en todo el mundo, mujeres y menores han sido más golpeados, dado que son quienes pasan más horas al día caminando para encontrar agua potable, recoger una leña cada vez más alejada de sus hogares o regar pequeñas huertas de subsistencia. La inseguridad alimentaria familiar, además, está aumentando el abandono escolar de las niñas, al mismo ritmo que se incrementan los matrimonios forzosos de menores de edad para rebajar la carga familiar.
Alianza recuerda que además, mientras los organismos relacionados con el clima celebraban el acuerdo de Paris para evitar que suban 1,5ºC las temperaturas globales (sin fijar límites a las emisiones a los países contaminantes), las crisis climáticas ya están obligando a abandonar su territorio a millones de personas, refugiados climáticos a los que se les cierran las puertas de los países desarrollados con vallas y fuertes medidas de seguridad.
Por ello, desde Alianza por la Solidaridad se exige a los participantes en la COP22 de Marruecos, y especialmente al Gobierno español:
- Una apuesta decidida por la limitación de las emisiones que incrementan el calentamiento global.
- Un compromiso real con la financiación con el Fondo Verde para las medidas de adaptación y mitigación del cambio climático en los países en desarrollo, tanto para que puedan prepararse frente a desastres lentos (sequías, desertificación, salinización de la tierra) como a catástrofes (inundaciones, huracanes, tormentas tropicales, etc).
- El reforzamiento de la colaboración entre los organismos oficiales e instancias climáticas y del ámbito humanitario.
- Un apoyo humanitario continuo a zonas afectadas por la responsabilidad histórica que supone causar el cambio climático.
- Una respuesta urgente para acabar con el déficit de financiamiento de 3.100 millones de dólares (2.830 millones de euros) para hacer frente a la inseguridad alimentaria que ya afecta a numerosos países.
- La acogida de los refugiados climáticos en tanto en cuanto no se apoyen medidas que impidan ese éxodo de las zonas más afectadas por sequías, inundaciones y catástrofes.
Tomado: tercerainformacion