El fundador de Wikileaks, Julian Assange, aseguró que cables filtrados del Departamento de Estado dieron cuenta de que “desde 2006” el presidente brasileño interino, Michel Temer, mantuvo reuniones privadas en la embajada estadounidense durante las que habría entregado información reservada a cambio de apoyo político de Washington. Además, reveló que las manifestaciones contra la presidenta destituida Dilma Rousseff fueron fogoneadas por las redes sociales a través de “robots” informáticos con “apoyo estadounidense”.
Según el técnico informático, asilado en la embajada de Ecuador en Londres desde 2012, Temer “pasó cuestiones de inteligencia política” de su país con el objetivo de “construir una relación para intercambiar información”.
No obstante, aclaró que la información filtrada “no permite decir que (el mandatario) es un espía pago por el gobierno estadounidense” porque “no hay pruebas de ello”.
En una entrevista publicada en el portal Nocaute, Assange aseguró que “si uno mira cómo actúa el espionaje militar norteamericano en América Latina”, podría afirmarse que “Brasil es el país latinoamericano más espiado” por ser la “economía más grande” de la región.
“Alguno imaginará ingenuamente que debe ser Venezuela o Cuba, porque históricamente fueron adversarios de Estados Unidos”, pero no.
“Con esta información –estimó- el Departamento de Estado puede hacer maniobras en defensa de los intereses de las grandes empresas americanas de petróleo, lo que no necesariamente está alineado al interés de Brasil. A Dilma (Rousseff) la espiaban por razones políticas, es una mezcla de búsqueda de información financiera con contexto político.”
Además, señaló que las manifestaciones que exigieron la destitución de la presidenta electa Rousseff estuvieron alentadas por “robots” en las redes sociales que trabajaron para estimular las protestas, “algo que en América Latina no ocurre sin apoyo estadounidense”.
Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), asumió su presidencia interina el 31 de agosto tras el golpe institucional contra Rousseff, de quien era su vicepresidente y a quien se le opuso a inicios de 2016.
El fundador de Wikileaks, organización responsable por la interceptación y divulgación de más de cientos de miles de cables diplomáticos, militares y corporativos de las agencias del gobierno de Estados Unidos, es buscado por la justicia sueca por una denuncia de violación, que el activista considera un argumento para ser extraditado a Washington.
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