Ahed Tamimi, la adolescente palestina que fue liberada el domingo pasado tras haber estado presa ocho meses en una cárcel israelí, afirmó que estaba dispuesta a asumir el papel de ícono de la resistencia palestina. “Yo no elegí ser un ícono, pero la comunidad internacional lo ha hecho, espero poder tomar esta responsabilidad y poder transmitir la causa palestina a todo el mundo”, aseguró la joven de 17 años.
“He empezado el camino y no retrocederé solo porque me liberaron. Me arrestaron porque querían parar mi lucha popular, pero, como dije, seguiré adelante”, declaró Tamimi, en uno de los muchos encuentros con periodistas que está teniendo desde que fue liberada. A pesar de la visibilidad que tuvo su caso en los medios del mundo y cuyo respaldo asume como un empujón en pos de su causa, la lucha de la adolescente no es una excepción, dice, sino que en la calle palestina hay muchas “Tamimis”. Tampoco lo es dentro de su familia. Su padre Bassem Tamimi es quien organiza, todas las semanas desde el 2009, protestas en su pueblo Nabi Saleh, en Cisjordania, contra la ocupación israelí y ha pasado los últimos diez años entrando y saliendo de la cárcel y, Neriman, su madre estuvo presa con ella los últimos ocho meses. Pero la militancia por la causa palestina se extiende por todo el apellido Tamimi, compartido por casi todos los 550 habitantes del pueblo, donde todos están relacionados por sangre o matrimonio.
Con respecto a su encarcelamiento, la adolescente declaró: “Estuve muy preocupada, temía que me cayera una pena muy alta. Además, no es fácil ir a la corte, salíamos a las 2.30 de la mañana, íbamos a la prisión de Ramle, hasta llegar a Ofer, donde el juicio era sobre el mediodía. Realmente me dejaba exhausta”. Su abogada, Gaby Lasky, llegó a un acuerdo con la Fiscalía en marzo, por el que Ahed asumió cuatro de los doce cargos que se le imputaban, entre ellos agresión con agravantes e incitación y fue condenada a ocho meses de prisión.
Ya en liberad, la adolescente se siente feliz: “Puedo respirar la brisa, abrir la puerta de la habitación, como deseo”, afirmó. “Espero que todos los prisioneros puedan sentir lo que yo siento, pero mi felicidad no es completa, porque mi hermano (Waed) todavía está dentro, y mi primo, y todos los presos palestinos”, sobre todo los menores como ella, destaca, de los que hay 291 encarcelados en prisiones israelíes, según la organización palestina de defensa de los derechos humanos Adameer.
Ahed brindó la entrevista a la agencia española desde en su casa donde ocurrió el incidente que, grabado en video, le hizo popular y días más tarde motivó su arresto. En las imágenes, grabadas el 15 de diciembre, durante unos disturbios en los que uno de sus primos, de 14 años, recibió un disparo de bala de goma en el rostro, Ahed se enfrenta a soldados israelíes, a quienes empuja y abofetea en el patio de su casa, junto a su madre Nariman y a su prima Nour. Las tres fueron detenidas días después. Nour quedó en libertad con fianza y Ahed y su madre afrontaron un juicio militar.
Sus recuerdos de la prisión de Ha Sharon, en el centro de Israel, dijo, son duros, que fueron momentos de mucha presión, pese a los esfuerzos de los presos por afrontar el día a día con bromas, juegos, baile, deportes, canciones, describió Ahed. “Las mujeres prisioneras me apoyaron mucho, me hicieron fuerte, y me gustaría agradecérselo”, afirmó.
A quien más recordaba la adolescente durante su entierro era a su padre, Bassem, que sólo pudo visitarlas en dos ocasiones durante los ochos meses, ya que dejó de obtener permisos para cruzar del territorio palestino de Cisjordania hacia Israel, donde cumplían pena su hija y su mujer.
En otras declaraciones al diario británico The Guardian, dijo que su experiencia en la cárcel la hizo decidirse por seguir una carrera en Derecho. “Por ejemplo, cuando estaba bajo interrogatorio, hubo violaciones a mis derechos. La ley internacional dice que eso no debía haberme pasado”, dijo y agregó que en otra vida, habría sido una jugadora de futbol profesional. Así, con este objetivo en mente, mientras estuvo en prisión, Ahed aprovechó su estancia para centrarse en el “tawjihi” –examen de acceso a la universidad–, que recientemente aprobó. “Todavía no sé si estudiar en Palestina o en el extranjero, pero quiero ser abogada”, insistió. La familia de la adolescente declaró que muchas universidades en el exterior le habían ofrecido becas, pero que Ahed todavía no se había decidido, informó The Guardian.
La adolescente, vista como peligrosa y como una provocadora por Israel, y considerada una presa política por su abogada Lasky, cree que la resistencia palestina no puede terminar con su liberación, porque, asegura, no lo hará hasta que termine la ocupación israelí. “Mi mensaje al mundo es que boicotee y demande a Israel como un criminal de guerra”, concluyó combativa, asumiendo lo que considera su nueva responsabilidad.
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