viernes, 12 de abril de 2019

A 100 años de su asesinato: Emiliano Zapata es “México y América al mismo tiempo”

El futuro de la humanidad está ligado a volver a la tierra, volver a la comunidad, volver a un “ayllu” del futuro, el futuro tendrá que tener parte de nuestro pasado, el comunismo tendrá que ser parecido a las formas en que vivían los pueblos originarios.
Esto porque el mundo con sus crisis medioambientales que cambia todo negativamente; por el remplazo de parte de la humanidad por la robótica que produce miles de millones humanos sobrantes; por las desigualdades e injusticias de la explotación capitalista; por la degradación de la madre tierra y de la humanidad, ya no da para más, ya no podremos vivir como vivimos. El capitalismo y la tecnología individualista nos llevan al desastre, a un futuro apocalíptico.
Fidel tenía razón al decir socialismo o barbarie, pero agreguemos socialismo comunitario o barbarie, tenemos que volver a la tierra, a vivir en comunidad, a otra forma de vivir para terminar con un sistema cada vez más brutal y anti-humano.
Tenemos que repensar el futuro que nos imaginamos para remplazar el capitalismo y en ello tenemos que volver a pensar y revalorizar las revoluciones de nuestro continente, entre ellas la revolución mexicana.
Emiliano Zapata llega hasta nosotros, hombre y mujeres de la izquierda “marxista”, como algo con cierto aire folclórico, una  expresión valerosa de la lucha agraria mexicana, pero insuficiente. Pensamos que la revolución soviética es “superior” a la revolución mexicana. Quien en su sano juicio dudaría de eso.
Es famoso el ejemplo de Villa y Zapata no queriendo ocupar el poder central en México, la silla vacía del poder es usada como una crítica con una injustificada  soberbia por nosotros los “marxistas”.  Pero a esta altura de la vida, ¿era lo más relevante ocupar la silla del poder central? A la luz de la burocracia, de los abusos del poder, de las ausencias de los poderes de base o poderes populares, de las experiencias nefastas del propio PRI mexicano, la crítica a Villa y Zapata ya no son tan drásticas y peyorativas para algunos de nosotros.
Hay un gran desafío para aquellos que aprendimos a pensar más tarde de lo necesario, tenemos que reflexionar sobre las revoluciones de NUESTRA AMÉRICA como una prioridad de futuro, entender su complejidad y riqueza, creo que eso nos pediría el propio MARX. Así lo entendió Luis Emilio Recabarren, José Carlos Mariátegui, Cesar Augusto Sandino, Manuel Marulanda, Ernesto Guevara, Beatriz Allende, Fidel Castro,  Hugo Chávez y tantos hombres y mujeres de esta tierra.
¿Cuáles son las enseñanzas reales de la revolución mexicana para los latinoamericanos?, ¿qué significado real tuvo y tienen para nuestras luchas actuales? Preguntas que son un desafío para el CEFB y también para la Casa Bolívar.
Fernando Buen Abad en la página de Telesur escribía sobre Emiliano Zapata precisas definiciones:
“Zapata es México y América, ambos son Zapata porque contienen el mismo drama interno del desgarramiento producido por despojar de su tierra a los hombres y despojarlos de su sacralidad, su identidad y su trascendentalidad. Drama vigente y galopante cuya amenaza ideológica sigue siendo distanciar a las sociedades de su tierra, fertilidad y maternidad sagradas. Amenaza engendrada por la pleitesía a lo industrial empeñado en transferir riquezas colectivas a bolsillos de invasores extranjeros. Desde Cristóbal Colón hasta Wall Street”.
Agregaba
“Zapata no puede ser visto como caudillo “inspirado” que trató de redimir a una masa de “muertos de hambre”, dándole a cada quien “premios de consolación” existencial en parcelas cultivables. Zapata es en todo y en último caso, hito o síntesis de lo que un pueblo piensa y siente ante las desgracias que presencia y las calamidades de su indefensión. Zapata aporta al movimiento agrarista revolucionario, el talento sintético-logístico de un estratega recio y entregado a sus principios. Esos no son dones de privilegios mesiánicos, es nada menos que la conjugación de toda una historia fraguada cotidianamente en el pensamiento popular que un día se decidió a resarciese de tanta injusticia. Zapata no es un santo, es hombre de carne y hueso, indígena, campesino, inteligente, autogestivo y revolucionario. Virtudes todas inadmisibles para el explotador. Hoy todavía sorprende a muchos que los indígenas y campesinos sean inteligentes, que quieran la libertad y tengan propuestas independentistas. Siempre se sospecha que alguien los asesora. La vitalidad e inteligencia de Zapata ofendió y ofende a los que se sienten superiores, encerrados en sus palacios urbanos de cristal progresista. A quienes creen que todo lo rural es inferior, atrasado y sucio. A esos que ven en los indígenas y campesinos sólo fuerza de trabajo hambrienta y miserable que por “ignorantes” se les puede engañar haciéndolos trabajar a cambio de limosnas. Como parias con costumbres avejentadas y mal olor a quienes se puede explotar impunemente porque no saben siquiera protestar. Se les considera “casi bestias” cuyo destino es trabajar para producir alimentos que los matan de hambre. Animales, creían los evangelizadores que eran los indígenas. Hoy la cosa es parecida.”
Qué precisas y certeras afirmaciones de Buen Abad.
El futuro de la revolución, ahora anticapitalista, socialista, está más ligada a la revolución mexicana, a la revolución boliviana, a un nuevo “ayllu” andino, al reino de los palmares en la Amazonía, que al desarrollismo y al productivismo moderno hijo del capitalismo y de un tipo de socialismo que fracasó, es decir de la “modernidad”.
Repensar la revolución y nuestros procesos para terminar con el capitalismo, para conquistar una sociedad sin clases sociales, sin propiedad privada, es decir el comunismo, tiene sus gérmenes en revoluciones como la mexicana, en las revoluciones que se han dado en estas tierras.
Nuestro futuro revolucionario tiene que tener a Emiliano Zapata como uno de sus mentores.
Cómo no estremecernos antes ideas vigentes  hoy en día.
Sus denuncias.
EZ: El burgués, no conforme con poseer grandes tesoros de los que nadie participa en su insaciable avaricia, roba el producto de su trabajo al obrero y al peón.
EZ: El capitalista, el soldado y el gobernante habían vivido tranquilos, sin ser molestados ni en sus privilegios ni en sus propiedades, a costa del sacrificio de un pueblo esclavo y analfabeto, sin patrimonio y sin porvenir, que estaba condenado a trabajar sin descanso y a morirse de hambre y agotamiento, puesto que, gastando todas sus energías en producir tesoros incalculables, no le era dado contar ni con lo indispensable siquiera para satisfacer sus necesidades más perentorias.
EZ: La ignorancia y el oscurantismo en todos los tiempos no han producido más que rebaños de esclavos para la tiranía.
EZ: Los enemigos de la patria y de las libertades de los pueblos, siempre han llamado bandidos a los que se sacrifican por las causas nobles
Su concepción ética y de lucha
EZ: Quiero morir siendo esclavo de los principios, no de los hombres
EZ: Perdono al que roba y al que mata, pero al que traiciona, nunca.
EZ: Mejor morir de pie que vivir toda una vida arrodillado
EZ: El que quiera ser águila que vuele, el que quiera ser gusano que se arrastre pero que no grite cuando lo pisen.
EZ: Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno
Su propuesta reflejada en una frase
EZ: La tierra es para quien la trabaja
Emiliano Zapata un grande de Nuestra América.
El autor es miembro del Centro de Estudios Francisco Bilbao
La opinión del autor no coincide necesariamente con la de TerceraInformación
Tomado: Tercerainformacion