La Agencia Central de Inteligencia (CIA) está intentando acallar a sus propios funcionarios para que no revelen información sobre lo ocurrido el 11 de septiembre de 2012 durante el ataque contra el consulado de Estados Unidos en Bengasi, que acabó con la vida de cuatro diplomáticos y el embajador Chris Stevens.
Al menos cinco empleados de la CIA, según Fox News, fueron obligados a firmar acuerdos de ocultamiento de información que pretenden impedir que los sobrevivientes filtren sus testimonios a la prensa. En adición a lo anterior, los funcionarios han sido sometidos a exámenes poligráficos mensuales.
El animador Jake Tapper de CNN reportó el pasado jueves que “docenas de personas que trabajaban para la CIA estuvieron esa noche en terreno” y que “la Agencia está haciendo grandes esfuerzos para asegurarse de que lo que fuere que estuviere realizando, se mantenga en secreto”.
Miembros republicanos del Congreso están intentando desviar la atención de la CIA y su verdadera misión en Libia. El miércoles, el congresista republicano Jason Chaffetz de Utah dijo que el nuevo director del FBI, James Comey, tiene 30 días para informar al parlamento sobre los resultados de la investigación. “Hoy, una de las preguntas pertinentes es por qué no capturamos o matamos al terrorista que cometió estos ataques”, cuestionó Chaffetz durante una conferencia de prensa.
El hombre es cuestión es Ahmed Abu Khattala, un libio descrito por las autoridades norteamericanas como el líder del grupo militar afiliado a Al Qaeda en Bengasi, de nombre Ansar al-Sharia. Poco después del atentado se supo que la “Brigada de los Mártires del 17 de Febrero”, financiada por el Ministerio de Defensa libio, recibió dinero del Departamento de Estado para proteger su misión diplomática en Libia. Según el periodista Max Rosenthal de Newsmax, de la cadena Fox News, el grupo tenía “claras simpatías por Al Qaeda y había exhibido la bandera de Al Qaeda en una página de Facebook, meses antes del mortal ataque”.
De acuerdo a Joan Neuhaus Schaan, integrante del Instituto Baker para Política Pública de la Universidad Rice en Houston, la Brigada fue fundada por Ismail Sallabi, un reconocido miembro de Al Qaeda y el Grupo Combatiente Islámico Libio (LIFG, por sus siglas en inglés), y civiles que tomaron las armas durante la revuelta de 2011 para derrocar el régimen del ahora difunto Muammar Gaddafi.
En el mismo mes del ataque a Bengasi, BBC News reportó que posiblemente algunos miembros de la “Brigada de los Mártires” estaban combatiendo al régimen de Bashar Al Assad en Siria.
Pero volvamos al fallecido embajador Chris Stevens. En 2011, Stevens fue elegido por la administración Obama como el enlace entre el gobierno de Estados Unidos y la oposición libia. Stevens y el Departamento de Estado pasaron a trabajar directamente con Abdelhakim Belhadj del LIFG, una persona que tiene conexiones directas con Al Qaeda.
El pasado 8 de mayo, mientras una serie de historias falsas surgían desde los medios corporativos frente a la apertura de una investigación parlamentaria, reportamos que el asesinato de Stevens no tenía relación alguna con un video anti-musulmán, como la prensa insistía, sino que estaba conectado con el envío clandestino de armas a mercenarios de la CIA en Siria, rebeldes y grupos islámicos radicales que pretenden desestabilizar al presidente Assad y sacarlo del poder.
El general retirado del Ejército, William Boykin, reconoció en enero la posibilidad de que Stevens estuviera en Bengasi para armar a Al Qaeda. Boykin señaló que las suposiciones apuntaban a que Stevens “estaba canalizando armas a las fuerzas rebeldes en Siria, usando esencialmente a los turcos para facilitarlo. ¿Estaba ocurriendo eso? Por una parte. Y de ser así, ¿era una acción encubierta legal?”, dijo Boykin durante una entrevista con CNS News.
El militar admitió que Stevens recibió una “orden para apoyar a los rebeldes sirios” y que el complejo de misiones especiales del Departamento de Estado en Bengasi “sería el centro de esa actividad”.
El animador Jake Tapper de CNN reportó el pasado jueves que “docenas de personas que trabajaban para la CIA estuvieron esa noche en terreno” y que “la Agencia está haciendo grandes esfuerzos para asegurarse de que lo que fuere que estuviere realizando, se mantenga en secreto”.
Miembros republicanos del Congreso están intentando desviar la atención de la CIA y su verdadera misión en Libia. El miércoles, el congresista republicano Jason Chaffetz de Utah dijo que el nuevo director del FBI, James Comey, tiene 30 días para informar al parlamento sobre los resultados de la investigación. “Hoy, una de las preguntas pertinentes es por qué no capturamos o matamos al terrorista que cometió estos ataques”, cuestionó Chaffetz durante una conferencia de prensa.
El hombre es cuestión es Ahmed Abu Khattala, un libio descrito por las autoridades norteamericanas como el líder del grupo militar afiliado a Al Qaeda en Bengasi, de nombre Ansar al-Sharia. Poco después del atentado se supo que la “Brigada de los Mártires del 17 de Febrero”, financiada por el Ministerio de Defensa libio, recibió dinero del Departamento de Estado para proteger su misión diplomática en Libia. Según el periodista Max Rosenthal de Newsmax, de la cadena Fox News, el grupo tenía “claras simpatías por Al Qaeda y había exhibido la bandera de Al Qaeda en una página de Facebook, meses antes del mortal ataque”.
De acuerdo a Joan Neuhaus Schaan, integrante del Instituto Baker para Política Pública de la Universidad Rice en Houston, la Brigada fue fundada por Ismail Sallabi, un reconocido miembro de Al Qaeda y el Grupo Combatiente Islámico Libio (LIFG, por sus siglas en inglés), y civiles que tomaron las armas durante la revuelta de 2011 para derrocar el régimen del ahora difunto Muammar Gaddafi.
En el mismo mes del ataque a Bengasi, BBC News reportó que posiblemente algunos miembros de la “Brigada de los Mártires” estaban combatiendo al régimen de Bashar Al Assad en Siria.
Pero volvamos al fallecido embajador Chris Stevens. En 2011, Stevens fue elegido por la administración Obama como el enlace entre el gobierno de Estados Unidos y la oposición libia. Stevens y el Departamento de Estado pasaron a trabajar directamente con Abdelhakim Belhadj del LIFG, una persona que tiene conexiones directas con Al Qaeda.
El pasado 8 de mayo, mientras una serie de historias falsas surgían desde los medios corporativos frente a la apertura de una investigación parlamentaria, reportamos que el asesinato de Stevens no tenía relación alguna con un video anti-musulmán, como la prensa insistía, sino que estaba conectado con el envío clandestino de armas a mercenarios de la CIA en Siria, rebeldes y grupos islámicos radicales que pretenden desestabilizar al presidente Assad y sacarlo del poder.
El general retirado del Ejército, William Boykin, reconoció en enero la posibilidad de que Stevens estuviera en Bengasi para armar a Al Qaeda. Boykin señaló que las suposiciones apuntaban a que Stevens “estaba canalizando armas a las fuerzas rebeldes en Siria, usando esencialmente a los turcos para facilitarlo. ¿Estaba ocurriendo eso? Por una parte. Y de ser así, ¿era una acción encubierta legal?”, dijo Boykin durante una entrevista con CNS News.
El militar admitió que Stevens recibió una “orden para apoyar a los rebeldes sirios” y que el complejo de misiones especiales del Departamento de Estado en Bengasi “sería el centro de esa actividad”.
Tomado: Matrizur.org